miércoles, 5 de diciembre de 2012

LA ESPADA DE DOBLE FILO


LA ESPADA DE DOBLE FILO
Apocalipsis 1,13-16

Es un complemento con el Volumen “EL LIBRO DE LA VIDA”(publicado en el otro blog)

La Palabra de Dios nos prohibe que  juzguemos a los demás.
¿Será por una regla de orden moral o espiritual?, O ¿cuál sería el motivo? para que Jesús dijera“No juzguen a otros para que Dios no les juzgue a ustedes” (Mat. 7,1) y  “No condenen a otros y Dios no les condenará a ustedes, perdonen y Dios les perdonará” (Luc. 6,37).
Hasta aquí, se observa como como sucede la ley de retribución muy conocida: “Hagan con los demás así como quieren que los demás hagan con ustedes”. (S.Luc. 6,31).    
Pero la ley de no juzgar tiene un sentido mucho más amplio, de mayor magnitud, como observamos y estudiamos en los sgtes. textos:

“No juzguen ustedes por las apariencias, (#) cuando juzguen háganlo con rectitud” (Juan 7,24)...
“Así que no juzguen ustedes las cosas antes de tiempo; esperen que el Señor venga y saque a la luz(1) lo que está en la oscuridad(2). (1Corintios 4,5).(*)

Le dijeron a Jesús en una ocasión:(Señor) “tu no te dejas llevar por “lo que diga la gente”,(**) porque no juzgas a los hombres por su apariencia”(#) (Mat. 22,16).
Y es aquí donde  analizamos el sentido de lo que está simbolizado en la Biblia como:
“LA ESPADA DE DOBLE FILO”.
Es el Juicio justo, que solo Dios puede hacer por medio de su Palabra que como espada de doble filo penetra iluminando de un lado para el otro, hasta lo más profundo de nuestra conciencia; de nuestra intimidad.
De lo que ya realmente lo habíamos olvidado y lo que habíamos dejado intencionalmente en el olvido. Éstos  vendrán instantáneamente al recuerdo, los hechos y sus reales intenciones, que hasta ahora estaba cubierto en la oscuridad(2) de nuestra humanidad, saldrá a la luz(1); Ahora mismo si dejamos que su Palabra, escuchando o leyendo nos  ilumine.

De lo contrario, si no lo aceptamos ahora, saldrá todo a la luz, en el reino del espíritu, cuando nuestra vida humana tenga que morir, y salir de ella nuestro espíritu, para presentarnos en el reino espiritual, ante Cristo el Juez Divino, en donde todo estará al descubierto, (*) (1Cor. 4,5)(3)
como: “la semilla que debe morir para salir de ella la nueva planta” (1Cor. 15,35-58).
Y ya no habrá oportunidad de decir, ni siquiera: “no fue mi intención”.

El conocer las intenciones del corazón y de la mente para juzgar, es una virtud que solo corresponde a Dios. Y es la razón por la cual no compete a los hombres juzgar a  los hombres.
El hombre solo juzga por las “apariencias”(#), “Se deja llevar por lo que dice la gente”.(**) porque no puede conocer o saber lo que hay en la profundidad del  espíritu de la persona a quien juzga. Ni siquiera de aquellos más graves pecadores cuyas evidencias humanas lo demuestran.
 
Cuando le presentaron a Jesús a “una mujer adúltera”, a quien la encontraron con la evidencia de su pecado, Jesús le dijo: “Ni yo te condeno, vete y no peques más”.(Juan 8,11).

La Madre Angélica en una de sus conferencias por TV CABLE decía: “Qué diferente es nuestra forma de pensar a la de Jesús”. Refiriéndose al texto antes comentado, (Juan 8,11);   
Y puso otro ejemplo a su teleaudiencia que eran de 30 a 40 personas, distinguidas, elegantes la mayoría, Les preguntó: “¿Qué harían si saben que se encuentra entre ustedes un homosexual?... (pausa)  ¿Saldrían corriendo de él?
¿Que oportunidad tendría entonces de ser evangelizado?
¿Cómo le podrán demostrar así, solidaridad, compasión, consuelo por su pecado?; 
“Qué diferente pensamos de como piensa Jesús”.
(Repite la M.Angélica).-

Leyendo en otro apartado de la Palabra escrita encontramos la razón del porqué Jesús dejó establecido esta instrucción como una ley, la que San Pablo lo amplía con más detalles, como se describe más arriba.(*).
Analicemos lo que Dios nos dice a través de su profeta:
“PORQUE MIS PENSAMIENTOS Y MI FORMA DE ACTUAR NO SON COMO LA DE USTEDES.
ASÍ COMO EL CIELO ESTÁ POR ENCIMA DE LA TIERRA, ASÍ TAMBIÉN MIS PENSAMIENTOS Y MI MANERA DE ACTUAR ESTÁN POR ENCIMA DE USTEDES” EL SEÑOR LO AFIRMA (Isaías 55,8-9).
Palabras muy convincentes que nos presenta Dios, para poder comprender el por qué Jesús decía que no nos corresponde juzgar. En verdad: Que diferente es nuestra forma de pensar a la de Jesús”.
Por eso:

El juicio solo corresponde a Dios, porque como nos demuestra la Palabra escrita que, tan limitada es nuestra forma de pensar a la de Dios, tanto, que nos compara con una diferencia en distancia así como está el cielo de alto a la de la tierra.

Y cuando menciona el cielo como parámetro sabemos que ese “cielo” es infinito, y no hay límite como para que el ser humano pueda señalar  hasta donde es el cielo, es abstracto.

De esta manera, Dios nos demuestra que para el hombre le es imposible juzgar a otro hombre. Porque no tiene el espíritu y la conciencia “pura” como para hacer un juicio justo.
El hombre que se sienta capaz de juzgar, éste debe ser “justo” y santo, pero el santo, por la misma virtud de su santidad se abstendrá de juzgar, su sabiduría le dirá, que solo a Dios corresponde juzgar, y también, está escrito:
“No hay justo ni aún uno”(Romanos 3,10)

Sabiendo que nuestro destino es el reino del espíritu con Cristo.
Imaginemos encontrarnos ahí, como todos los creyentes en Dios y en Cristo  estamos esperando “ese encuentro con Él”.
Pero si no “arribamos a ese Reino”, dentro de la voluntad de Dios.  nuestra mayor sorpresa, será el encontrarnos todos y cada uno, en el espíritu con  nuestra conciencia al total descubierto,(1) y ( 2) veremos a los demás, y los demás nos verán a nosotros, y Dios en Cristo, a todos.
Que vergüenza será, mirando a los demás con nuestros pecados al descubierto.
No creamos que esto es una fantasía, y porque así será. La Palabra de Dios nos propone prevenirnos ante estas situaciones venideras, diciéndonos:......
 “No anden “desnudos”, (en el espíritu) “Para que no se vean sus vergüenzas”(Apoc. 16,15)
Vístanse con la ropa del Amor; la compasión; la humildad; la bondad; la mansedumbre; la Paciencia”,(Colos. 3,12)

Estas son ropas espirituales, con las que debe  vestirse el espíritu.
Otra ropa espiritual que servirá para nuestra futura vida:  Jesús dijo: “perdonen y Dios les perdonará”(Luc.6,37 )
Solo si se perdona, se evita juzgar y condenar
Y para perdonar se necesita amar.
“El amor borrará multitud de pecados”(1Pedro 4,8).

Todas los  hechos buenos y malos como así también los pensamientos de los sentimientos, son experiencias de nuestras vidas, que como en un libro, llamado: “Libro de la vida”, están todos registrados, que es nuestra memoria, y ese “libro” estará abierto ante el Juez Divino, “para ser juzgado cada uno según lo que allí esté escrito”(a). (Apoc. 20,12 y 14,13)
(Hebreo 4,12-13).
(a) Esto quiere decir en el registro de la memoria de nuestra conciencia.

                                                          


APÉNDICE

Muchas personas no tienen en cuenta el Libro del Apocalipsis, de la Biblia, porque dicen, que ese “es un Libro elaborado solo con símbolos, y por tanto muy difícil de interpretarlos”.
Sin embargo hay tantos pasajes de fácil interpretación, como algunos textos presentados en este material,
Por ej.:
Cuando hablábamos, de algo tan importante, como es nuestro espíritu de vida, cuando se aparte del cuerpo para llegar hasta el reino del espíritu; Debemos estar preparados, no podemos ir desnudos. que quiere decir, sin las ropas que son las obras de amor, y si fueron hechas por amor, siempre serán buenas.
No debemos presentarnos con las “manos vacías” de buenas obras, //Porque escrito está y la razón también nos dice que “el que sabe hacer el bien y no lo hace, igualmente comete pecado”.(Sgo. 4,17).

En el siguiente texto aconseja a los que compran cosas para el pecado, que en su reemplazo debe comprar de Cristo mismo ropa blanca (esto se refiere a las obras que Cristo quiere que se haga), “para estar vestido de ropa blanca y cubrir su vergonzosa desnudez - realizando esto con el cambio de actitud”. (Apoc. 3,18-19).
Dice Pablo: “Vístanse de amor”, que es el vínculo perfecto” (Col. 3,14). Dice que el amor es el “medio perfecto de unión” (vínculo) Unión con Dios, porque “Dios es amor, y el que ama vive en Dios, y Dios en él”.(1Juan 4,8) Y amor con amor se une.
Esto, lo que se refiere a las vestiduras del espíritu.

Por eso tenemos tiempo y es ahora, de reconocer ante Dios y confesar si las cosas que hicimos fueron o no con mala intención, y si no es posible reconocer también ante la persona afectada, se debe hacer por intermedio del  Espíritu Santo, que nos conceda el perdón de aquellas personas que no están a nuestro alcance solicitarles  personalmente.

“De esta manera limpiamos nuestra ropa sucia de pecado por medio de la Sangre “del Cordero”, (Mat.26,28) (Apoc. 5,9) “con el cambio de actitud (Apoc.3,19)     (para los que creen en Él” (        )

PARA REFLEXIONAR
¿Tienes tú compasión por el pecador o le juzgas?
¿Se puede amar a un pecador?.... 
Esta frase fue un tema cuestionado en un periódico, enfatizando que es imposible amar a un pecador. Pero una opinión por estos medios no amerita validez, porque las cosas espirituales se deben juzgar espiritualmente.
Jesús dijo a sus seguidores: “Las cosas que yo les digo son   verdades espirituales y dan vida, pero hay todavía alguno de ustedes que no las comprenden por eso “no creen” porque juzgan humanamente”. Entonces muchos de ellos se apartaron de Jesús.(Juan 6,63-66).

 “Amen a los que no les aman” - “Porque si aman a los que les aman, ¿qué de bueno hacen?, porque los pecadores también se aman entre sí” (Lucas 6,32). Y- “¿que recompensa podrán tener si aman solo a los que les aman? (Mateo 5,46).- (Estas, por ejemplo son enseñanzas espirituales y que deben entenderse espiritualmente. Es decir que no se pueden aceptar con el razonamiento humano.
Referente al perdón les presentó un ejemplo y luego les dijo: “Eso” también hará mi Padre celestial si cada uno de ustedes no perdonan de corazón a su hermano” (Mat.18,35 (Leer contexto).
Pero el perdonar de corazón, no es como el perdonar de palabras, perdonar de corazón sería como disolver de lo más profundo de tus sentimientos cualquier sentimiento de ofensa, o deseos de juicio, y que por tanto ya no necesitas decir te perdono.                
El cristiano que vive en la práctica de este método de perdón, cuando le ocurran situaciones de ser ofendido, simplemente ya no es afectado.       

Para poseer esta virtud, el creyente cristiano debe estar  fuertemente asido a la conciencia de Cristo, “Pensar igual que Él”(Filip. 2,5). 
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Referencia de los ast. 1, 2 y 3

(1) Saldrá a la luz: Porque una vez que nuestra vida espiritual sea liberada de la vida humana, que  envuelve y limita al espíritu y cuyas memorias estaban como en la ...
oscuridad(2), inclusive lo que intencionalmente lo habíamos guardado en secreto, al despertar el espíritu en el reino espiritual, nosotros mismos veremos todos nuestros actos como también los olvidados.  Y lo veremos todo ante la presencia del Juez Divino, sin argumento para negarlo. 
(3)Dios es Espíritu de luz, y allí no habrá oscuridad, ni hará falta luz, porque Dios mismo con su presencia da luz a todo el Universo (Apocalipsis.22,5).

La abreviación “Apoc.” significa Apocalipsis traducido es: Revelación, (Revelación de Jesucristo a San Juan apóstol)
NOTA:

No es el de Jesús el camino más fácil, pero ese es el que nos comunica con el Padre: “Nadie viene al Padre si no es por mí”.  Ese es nuestro destino final. “Somos ciudadanos del cielo” (Filip.3,20-21)
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Dijo Juan:
“Y en la visión, me di vuelta para ver al que me hablaba y vi a uno que parecía hijo de hombre.-- Y de su boca salía una espada aguda de dos filos.
Su rostro era brillante como el sol,
Su voz era fuerte como el ruido de muchos ríos” (Apocalipsis. 1,13-16)
                                                                              Juan Carlos Bordón
                                                                                 24 de abril 2004


martes, 4 de diciembre de 2012

A TI MI DIOS, te glorificamos, (alabanza)



A ti mi Dios, con Amor

Quería escribir un poema de alabanza a Dios
pero no encontré palabras, entonces pensé,
y de acuerdo a mis sentimientos que coincidían
con las mismas palabras de la Biblia, formé ésta.

Asunción, 18 de setiembre de 2001.
                                                                                                                                                                                                
I
                        TE GLORIFICAMOS
Oh! Señor, nuestro Dios, que glorioso es tu nombre por sobre toda  la tierra (Salmos 8,2)
No ceso de admirar el firmamento azul y las estrellas, el mundo y todo lo que hay en él, que Tú creaste (Salmos 89,11).
         Canto más contemplo tu gloria (Salmos 8,3), más admirado quedo, porque tan limitada es nuestra inteligencia, que no alcanzo a comprender,
 dónde estábamos nosotros,
 cuando Tú fundabas la tierra y los mundos, (Job 38,4)
No nos podemos explicar tus designios y entendimientos
y por eso reconocemos cuan profundas son tus riquezas
espirituales  (Romanos =11,33)
         Pero así como tan grande eres, es tu Amor, y en tu admirable sabiduría,
Haz realizado la obra más fantástica y divina, que ningún hombre
sobre la tierra puede explicarse: Te hiciste hombre, un hombre como nosotros,
y viniste al mundo en la Persona de tu Hijo, Jesucristo hombre,
para darte a conocer (San Juan 1,14- Hebreos 1,3).
         Porque nadie jamás ha visto ni podrá ver a Dios en toda
su magnitud, (1Juan 4,12- San  Juan 1,18)
porque, ¿quien podrá verte sin ser limpiado antes, de sus pecados,
por la gracia santificadora de tu Hijo Jesucristo? (Hebreos 1,3 - 1Juan 2,12; 2,5).
         El Señor lo dice: “que solamente lo podrá ver el que mantiene óptima conducta, que sea justo,
y en su corazón siempre esté la verdad; y frena su lengua (Salmos 15,1-2).
         Pero tu Amor ha rebasado en ti,  y deseaste que el mundo te viera
en un cuerpo como nosotros (San Juan 14,9; 12;45).
         Tú dices: “busca a Dios”, (1 Reyes 3,12)
pero el hombre en su insensatez, alza la vista
y dice: “allá en los cielos está Dios”.
         Y si pudiera volar y viajar por el espacio sideral, cruzaría estrellas tras estrellas y todas las galaxias y mundos creados.
Y, a ti,......... no te encontrarán,
porque en tu
infinito Amor, ya has decidido hacer en tus hijos, tu morada viviente,
tu templo santo  (1 Reyes 3,12).
         Dichoso aquel que te descubra en lo más íntimo de su ser; que reconozca tu paternidad, y a todos tus hijos sus hermanos, y con ello sepa confiadamente,
abandonarse en tus misericordiosas manos, ya nada le faltará, porque Tú llenas nuestro vacío;
En ese sublime momento, todas las angustias se disiparán, por tu
Divina gracia. (Salmos 54,9-32,7)
         Tu santo hombre, el Rey Salomón, a quien le colmaste
de sabiduría, (2 Crónicas 6,18)
gozoso por tu Amor, te quiso honrar de corazón por tu grandeza, construyéndote un gran y magnífico
templo, digno de un Magnífico Rey de los cielos.
         Quizás por su entusiasmo, no pudo advertir, que  la intención en lo que estaba haciendo no era de tu agrado.
         Satisfecho había terminado de construir el grandioso templo de sus
proyectos. (2 Crónicas 6,2)
         Pero como siempre estaba amparado por tu sabiduría,
la iluminación  de Tu Santo Espíritu,
le había despertado, para ver la luz
de tu Santa Verdad. (Isaías 46,5 - Hechos 17,29)

         Reconoció que el Dios Altísimo no puede habitar en un templo en la tierra como los hombres.
         Si ni siquiera el Cielo en toda su inmensidad te puede dar cabida, cuánto menos este templo construido en la tierra por manos
de hombres (2 Crónicas 6,18)

II
DICE   EL   SEÑOR:

¿Con quien creen que me pueden comparar?
¿Saben ustedes a quién me parezco yo? (Isaías 46,5)
Si con mi presencia yo lleno los cielos y la tierra (Jeremías 23,23-24)

         Y, Salomón, en su afán de agradar al Señor,
ofrendó aquella gran obra,
para que en ella se reúnan sus hijos, y desde ahí les escuche sus oraciones, súplicas  y perdone sus pecados. (2 Crónicas 6,19 y ss.)

         Desde entonces Salomón ya cambió sus conceptos acerca de Dios,
expresándose así: “Oye mi Dios a tu pueblo “desde tu morada
en los cielos”. (2 Crónicas 6,21-23)

III
EL TRONO DEL SEÑOR DIOS

         Si el cielo es el trono de Dios y la tierra donde apoya sus pies,
(Isaías 66,1)
¿qué tipo de casas podemos hacerle, en donde  pueda descansar?
         Dijo Él: ¿ No hice yo todo esto con mis manos? (Isaías 66,1-2)

         En una visión espiritual el profeta Isaías vio al Señor sentado sobre un trono “Alto y Sublime”;
y el borde de sus vestiduras llenaba el templo. (Isaías 6,1)

         Y San Juan apóstol, en su visión de la “revelación”: vio bajar al Reino de Dios,
al que él llamó “la nueva Jerusalén”.
         Una gran Ciudad, Ciudad de Dios, donde debe primar el templo de su Rey.
Pero muy sorprendido, dice Juan, “No vi en esa Ciudad templo alguno”,
pero no tardó en interpretar, que el mismo Dios y su Hijo el Cordero era en sí mismo Trono y Rey. (Apocalipsis 21,22)

         Siguió comentando sobre aquella visión: 
Que La Ciudad Santa, no tenía, porque no necesitaba,
 luces externas para iluminarla,  el resplandor de Dios y el Cordero
era luz permanente en toda la Ciudad, asimismo ya no existe allí el día ni la noche. (Apocalipsis 21,23; 22,5)

IV
LA GRANDEZA DEL SEÑOR

         Que grande es tu gloria Señor nuestro Dios,
        cada vez te admiro más,
y te alabo con toda mi alma, y canto tus maravillas (Salmos 9,2)
tras cada lectura de tu Santa Palabra, que hablan de tu gloria.
         Alzo la vista y veo el cielo que Tu mismo hiciste, y la luna y las estrellas  que pusiste en él. (Salmos 8,4-5)
         Cuántas maravillas, dignas de admiración, existen ante nuestros ojos, y digo:
 “que dichosos somos nosotros los hombres
que nos tienes en cuenta (Salmos 8,5)
y más aún, porque nos llamas tus hijos y dices que lo somos.
(1Juan 3,1; Romanos 8,14; Mateo 5,45)

         Y, entonces, Señor, Dios del Universo, mi Dios en quien confío,
mi refugio y mi fortaleza, (Salmos 91,1-2 - 32,7) 
¿cómo pueden hoy tus hijos imaginarte con alguna forma,
disminuirte de tu gloria,
como para decir “en esta casita le hemos puesto
a  Dios, vengan y adorémosle?”
         Si Tú mismo dijiste, y todos lo saben: “Mi templo santo son mis hijos,
y si me quieren amar, podrán hacerlo a través de los más pequeños de ellos.  (Jesús) (S. Mateo 25,40)
        
         Tú estás en el templo material, solo cuando tus hijos, en él nos reunimos
para orar y adorarte, y compartir entre hermanos tu comunión.
         Porque cómo podrás permanecer luego en ese templo material que el hombre construyó? ¿No dijiste?:
“Yo con mis manos hice todas estas cosas, qué clase de casas
me pueden hacer?  (Isaías 66,1-2)
         Pero yo se que el templo es necesario para allí reunirnos tus fieles
para elevar nuestras oraciones y acciones de gracias.

         Cómo me duele Señor mío y Dios mío, que te traten así, pero
perdona nuestra ignorancia porque todos
compartimos el mismo error aunque lo sepamos, porque deseamos mantenernos en comunidad los que en ti creemos y servirnos
el uno al otro.

                                                   Juan Carlos Bordón Veia